El importante potencial espeleológico de Yucatán

Grutas de Yaxnic, Tekax, Yucatán

La península de Yucatán es una gran losa calcárea de 175 000 km2 de superficie, que junto con la península de la Florida conforman los extremos del Golfo de México. Las costas de Yucatán están bañadas al norte y oeste por las aguas del Atlántico y al este por las del mar Caribe. Al sur, en donde se une al continente, limita con las montañas mayas de Belice y con  Guatemala.

En su conjunto, la península de Yucatán representa el 35% del karst de México, de ahí la importancia que tiene para el estudio de esta materia.

Casi en su totalidad, Yucatán está constituida por rocas sedimentarias carbonatadas del periodo Terciario de la era Cenozoica, las cuales son propicias para el desarrollo de una serie de fenómenos que en su conjunto son conocidos como kársticos. Esta palabra, originaria del Croacia, fue utilizada en sus primeras acepciones para referirse a las rocas carbonatadas que han sufrido el ataque químico de las aguas meteóricas y de infiltración. Con este proceso lento pero continuo se forman las oquedades que dan al paisaje un toque singular y crean fisiografías particulares (cuevas, cenotes, valles ciegos, casimbas, petenes, etcétera).

La espeleología, término científico acuñado por Emile Riviere a finales del siglo XIX, hace referencia textualmente al “estudio o tratado de las cavernas”, y actualmente entendemos por espeleología el estudio de las cavidades naturales, de su génesis, de su desarrollo y además las formas de vida reciente o antigua que en ellas se han desarrollado o que todavía existen.

Las zonas fisiográficas de la península de Yucatán.

Diferentes autores han propuesto dividir la península de Yucatán en las siguientes fisiografías:
1. La planicie kárstica del norte.
2. El distrito oriental de bloques afallados.
3. La sierrita de Ticul.
4. Las planicies y colinas kársticas del sur.

A lo largo de varios años de  exploraciones subterráneas, el Departamento de Hidrología de la Universidad Autónoma de Yucatán y el Espeleogrupo Yucatán, A.C., han establecido que las cavernas y sistemas subterráneos de cada una de las zonas fisiográficas guardan similitudes morfológicas con los de su misma región y diferencias con las cavernas y sistemas de las otras regiones.

Sin duda alguna, los primeros exploradores de estas oquedades en Yucatán fueron los mayas precolombinos, quienes buscaban por una parte satisfacer su necesidad de agua de consumo, ya que en la península no existen escurrimientos superficiales, y por otra espacios sagrados apropiados para la práctica de diferentes cultos que tenían según su concepción del universo.

En la primera mitad del siglo pasado John L. Stephens reporta la primera caverna de América (Xtancubil Xuman), y posteriormente exploradores como Helprin (1890) y Henry C. Mercer (1896), realizan diferentes exploraciones subterráneas con fines antropológicos.

Después de la segunda mitad del presente siglo reaparece en Yucatán la espeleología. Entre los trabajos realizados podemos destacar el bioespeleológico llevado a cabo por James Reddell (1977). Pero la espeleología física en Yucatán se inicia propiamente con Carlos Lazcano en 1986, quien comandó medio centenar de exploraciones a lo largo y ancho de la Península yucateca, y cuyo trabajo es continuado hoy por el Espeleogrupo Yucatán, A.C. y por la propia Universidad.

El doctor José Palacio Vargas también ha hecho importantes descubrimientos bioespeleológicos en las cavernas yucatecas, y dirigió dos expediciones internacionales conjuntamente con el brasileño Cleiton Lino y con la doctora italiana Rosario Rugeri.

Dentro de la amplia diversidad de cavernas existentes en Yucatán destacan algunas por su singular belleza y otras por sus interesantes historias. Entre las primeras no podemos dejar de mencionar “la caverna que jamás debió de conocer el hombre ”,Uaybil Actún sea “la gruta embrujada de Yucatán”. Al respecto nos comenta el reportero Luis Ramírez (1970), que en el año de 1956 el señor Andrés González decidió construir un pozo para regar su cultivo de cítricos y para ello contrató al experto Eloy Cetina, popularmente conocido como “el capaz”. Éste eligió un punto al azar en el terreno de Andrés y junto con su cuadrilla comenzó a escarbar utilizando barretas, picos, uno que otro cartucho de dinamita y cubetas para desalojar la roca triturada.

En 1960 después de cuatro años de trabajo y cuando el pozo había alcanzado 53 m de profundidad, al darse un cubetazo para extraer uno de los miles de kilogramos que debían transportarse a la superficie, el trabajador que operaba en dicha extracción cayó levemente al ceder el piso. Al reponerse del susto pudo gritar para advertir a sus compañeros que intentaban mirar preocupados desde el brocal. Al subirlo por medio de una polea éste exclamó: “¡Allí hay muchas lucecitas, muchos colores, esto está embrujado!”

Y en efecto, la luz de sus lámpara que con violencia penetró en la caverna apenas descubierta estalló en millones de policromas chispas de luz que rebotaban en la superficie de la cavidad, la cual quedó bautizada como se señala arriba con el nombre de Uaybil Actún(caverna embrujada). En el número 111 de la revista México Desconocido de mayo de 1986, el espeleólogo Carlos Lazcano publicó un artículo sobre dicha caverna bautizándola con el nombre de Yaax-Nic (yerba verde)  describiéndola como la caverna más bellamente concrecionada de México.

Actualmente, esta caverna se autoprotege ya que el sistema de poleas instalado para poder visitarla se retiró, de modo que quienes hoy lo intentan deben contar con el equipo adecuado para la práctica espeleológica especializada, sobre todo en caída libre. Por las mencionadas características seguimos compartiendo la opinión de Carlos Lazcano de que esta es la caverna más hermosamente concrecionada de México.

Fuente: México desconocido No. 213 / noviembre 1994

Texto: Jorge Pérez Aguilar, José Gamboa Vargas y Armando Nicolau.